domingo, 30 de junio de 2013

la monografia

CAPITULO II
1.      LA INDUSTRIA DEL AMOR ROMÁNTICO
“La industria del amor romántico, por ejemplo, es un motor que mueve nuestra economía, dado que invertimos muchísimos recursos en encontrar pareja, en formalizar y celebrar las uniones, en pedir a profesionales que nos ayuden a mantener la pareja, o que nos ayuden a separarnos. Entre los regalos que nos hacemos en las bodas y aniversarios, y la creación de niditos de amor, son muchas las empresas que se benefician de este inagotable negocio. Ganan las iglesias, las joyerías, los salones de boda, las agencias de viaje de novios, las tiendas de ropa nupcial, las floristerías, las orquestas de música, las agencias matrimoniales, los gabinetes de psicólogos, los bufetes de abogados, y las inmobiliarias.”
Podemos destacar que la base y motor de un país es la familia, unas familias bien constituidas con solides vuelve solido a un país, una familia sobrevive gracias a la unión y estabilidad de una pareja, gracias al amor entre ella. Así también no solo un país precisamente vive de una familia y una pareja unida por el amor, sino también su economía, muchas empresas instituciones y profesionales subsisten gracias a nuestro deseo de buscar y preservar el amor, quizás ese aspecto comercial de la era moderna suprimió en parte la esencia y el valor fundamental de ese sentimiento sublime, el más importante de todos, tanto q ahora estamos centrados en demostrar y esperar recibir amor atravéz de un objeto o detalle material , y no somos capaces ni tenemos la confianza de construir y recuperar ese amor por nosotros mismos sin la ayuda de un profesional o terapeuta especializado ,muestra representativa de ello es el día de San Valentín, un día netamente comercial creado en nombre del amor, pero q solo está atado al sentimiento comercial y generación de dinero, quizás en alejarnos un poco de detalles tan superficiales como estos esté la clave para hacer q el amor vuelva a ser el sentimiento desinteresado, sólido y sublime de antaño.


CAPITULO III
3. AMOR, DIVINA LOCURA
3.1. De Dos Razas Distintas
El autor nos trata de demostrar de que siempre en una relación hay algo de los aspectos que no agrada de la pareja, es decir que uno no se siente cómoda o no le agrada el comportamiento del uno y del otro y es donde que en la obra; Epifanía se va dando cuenta de la grandes diferencias que hay entre Carlos y Andrés ya que los comportamientos de cada uno de ellos los hacia peculiares.
E aquí una pequeña estrofa de la obra: Antes de irse, Andrés le dijo: “En estos dos años que te conozco, nunca te he visto sonreír ni reír. Cuando lo hagas, sabré que hay un espacio por donde entrar”. [1]
Pues nosotras las mujeres siempre vemos con el paso del tiempo las actitudes que toman nuestra pareja, como que los vamos conociendo día a día un  poco más y pues las comparamos con las personas que se encuentran a nuestro alrededor como son nuestros amigos u otras parejas. Pues todos tenemos virtudes y defectos, no hay dos personas iguales, pero no tendría sentido el estar con una persona a la cual no le gustan las actitudes que  toma, pues el estar con alguien solo daría a entender que no puede estar sola y tenga que aceptarlo o aguantarlo solo por no quedarse sola.
E aquí una estrofa de la obra: “Es imposible, Carlos, por más que me lo propusieras, jamás podría amarte” [2]
3.2. Exageradamente Hormonal
El amor, cuantos recuerdos hermosos nos hace evocar esa palabra mágica... 
Aunque para infinidad de personas estos recuerdos van acompañados de terribles momentos de dolor, sensación de fracaso e incluso inseguridad. El amor nos debería hacer felices y debería ser un instrumento para hacernos más completos, en todos los sentidos. 
El problema viene cuando nos encontramos ante un fracaso sentimental, o incluso varios. Este tipo de sucesos nos hace, en ocasiones, infravalorarnos y cuestionar nuestra valía (innegable) como personas, lo que comúnmente nos arrastra a una crisis que podríamos denominar "existencial" y que en casos extremos puede desembocar en depresiónHay personas que se culpan a sí mismas de estos fracasos de pareja (recordemos siempre que la pareja son dos, por lo tanto el fracaso no suele ser sólo consecuencia de las acciones de una sola persona), lo que sin duda es un error. Pues el autor nos trata de interpretar con estas frases que son las siguientes, en donde Sandra hermana de Epifanía se expresa así contando su dolor:
No creas que es tan difícil… no se deja de querer a alguien por pura voluntad… Cuando lo intentas, duele aquí… - y se señaló el pecho-. ¿Es tan difícil de entender?…” [3]
Es imposible describir todos los sentimientos que pueden inundar a una persona que está pasando por ello, porque cada persona es diferente de las demás y, por tanto, estos tipos de ideas son infinitos y más aún las mujeres nos enamoramos con el corazón a comparación de los hombres que muestran sus sentimientos más diferentes.
E aquí una pequeña estrofa de la obra: “¿No estas cansada de tener lástima? –recriminó Epifanía ofuscada-. Te engañaron, te mintieron, ¿No es suficiente? ¡Sácalo del corazón, sácalo y tíralo a la basura! El amor no se suplica ni se pide…”[4]
Mayormente las mujeres que no han tenido un amor paternal buscan protección, seguridad y apoyo. No es que ven a un padre en ellos, los ven como parejas pero los ven como algo más que una pareja al completar aspectos de sus vidas que presentan vacíos emocionales. En otras palabras buscan llenar la figura masculina fuerte que no estuvo presente, que fue defectuosa o que no fue correctamente llenada durante sus años de niñez de la falta de amor de padre o simplemente estar con una persona porque no puedes estar sola y estas con él sin sentir amor. El autor plantea esto es su obra: “¿No será que tú eres la cobarde, la que prefiere seguir con el idiota de Carlos a conocer un hombre que valga la pena y puedas amar? Para ti es cómoda el desamor, ¿verdad?” [5]
3.3. Escucha al amor
Hay momentos en que somos tímidos para expresar el amor que sentimos, por temor a avergonzar a la otra persona o avergonzarnos nosotros mismos, dudamos de decir "te quiero" y tratamos de comunicar la idea en otras palabras.
Decimos "cuídate", "no manejes rápido", "pórtate bien". Pero realmente, estas son diferentes maneras de decir "te quiero", "eres importante para mí", "me importa lo que te suceda", "no quiero que estés mal". A veces somos muy extraños. La única cosa que queremos decir y la única cosa que debemos decir, es la única cosa que no decimos. Y aun así, porque el sentimiento es real y la necesidad de decirlo es tan fuerte, usamos otras palabras y signos para decir lo que realmente queremos decir. Y muchas veces el significado nunca se comunica del todo, y la otra persona se siente ignorada y no querida. E aquí el siguiente párrafo: “hay ocasiones en que la vida quiere cantar, entonces llama a las cigarras, porque ellas encierran lo más bello y lo más triste de la experiencia humana”. “Por eso, cuando la vida canta a través de las cigarras, la alborada se detiene un momento para evocar aquel amor envejecido que todavía se lamenta.”[6]
Por ello, debemos ESCUCHAR EL AMOR en las palabras que las otras personas nos dicen. Algunas veces las palabras explícitas son necesarias, pero con mayor frecuencia, la manera de decir las cosas es aún más importante. Un apodo dicho cariñosamente porta mayor afecto y amor que los sentimientos que son expresados de manera poco sincera. Un abrazo o un beso impulsivos dicen "TE AMO", y aun cuando las palabras digan algo diferente. Cualquiera expresión de preocupación de una persona por otra dice "te quiero". A veces la expresión es vulgar, a veces incluso cruel. El problema de escuchar el amor es que no siempre entendemos el lenguaje de amor que la otra persona está usando. Una mujer puede usar las lágrimas o las emociones para decir lo que quiere decir, y su novio puede no entenderla porque espera que ella hable el lenguaje de él. Por ello, tenemos que esforzarnos por realmente escuchar el amor. El problema con nuestro mundo es que la gente rara vez se escucha uno al otro. Oyen las palabras, pero no escuchan en las acciones que acompañan a esas palabras o en las facciones del rostro. O la gente solo escucha el rechazo o el malentendido. No ven el amor que está allí, debajo de la superficie, aun cuando las palabras sean amargas. “ “Durante muchos años de tu vida has escuchado la mente, ahora deja hablar al corazón, escucha al amor”. Epifanía estaba absorta en sus pensamientos. Dentro de su mente solo había lugar para una frase, que de manera insistente y contra su voluntad se repetía una y otra vez: escucha al amor, escucha al amor, escucha al amor…”[7]

3.4. ¿Para qué la Mente?
A través de la experiencia hemos podido comprobar que es imposible comprender eso que se llama Amor, hasta que no hayamos comprendido en forma íntegra el complejo problema de la Mente. Quienes suponen que la Mente es el Cerebro están totalmente equivocados. La Mente es energética, sutil, puede independizarse de la materia, puede en ciertos estados hipnóticos o durante el sueño normal, transportarse a sitios muy remotos para ver y oír lo que está sucediendo en esos lugares. “Eres la humanidad… Somos el mundo… En ti se reproduce la historia de toda la humanidad. Sólo debes buscar adentro, sin evaluar, sin emitir juicios, solo estar alerta y mirar las cosas como son. Ese ver es acción. Cuando estamos frente a un peligro verdadero, no necesitamos pensar, ¿verdad? Simplemente lo comprendemos, lo vemos no con la razón sino con todo el cuerpo. Si me quemo con el fuego o me lastimo con algo punzante, mi organismo se retira inmediatamente y punto, no hay mucho que analizar en esa situación. Me preguntó: ¿Por qué la mente no puede obrar como la biología y desechar lo inútil, lo tonto o lo peligroso de manera inmediata?” [8]
Porque cuando nos cegamos en nuestra razón, no nos damos cuenta de algo importante: que nosotros tampoco vemos, algo que aprendimos a lo largo de nuestro ciclo vital, en el que poco a poco pasamos de ver a no ver. “En algún momento de la evolución perdimos el rumbo. En algún punto nos estancamos e hicimos de la mente un fin y no un medio para continuar nuestro progreso espiritual. La psiquis humana no quiso desaparecer e inventó el ego. La estructura mental emitió lo biológico y trasladó mecánicamente en su inmundo psicológico lo que solamente era pertinente al universo material. Ése es el origen del sufrimiento humano.”[9]
Cuando somos niños aprendemos a interpretar el mundo y a nosotros mismos con lo que nos enseñan y transmiten. Admiramos a nuestros padres y profesores, nos dejamos influir por ellos, nuestro cerebro es plástico, y aprendemos. Y aprendemos, además, a una gran velocidad. Poco a poco, nuestro cerebro se va haciendo más rígido, menos plástico. Cada vez nos cuesta más aprender. “La vida no tiene sentido, el sentido se lo da uno”[10]










[1] Walter Riso  “Amor, Divina Locura”, pág. 34
[2] Walter Riso  “Amor Divina Locura”, pág. 34
[3] Walter Riso “Amor, Divina Locura”, pág. 54
[4] Walter Riso “Amor, Divina Locura, pág. 55
[5] Walter Riso “Amor, Divina Locura, pág. 55 - 57
[6] Walter Riso “Amor, Divina Locura”, pág. 60 - 61
[7] Walter Riso “Amor, Divina Locura”, pág. 62 - 63
[8] Walter Riso “Amor, Divina Locura”, pág.90 - 91
[9] Walter Riso “Amor, Divina Locura”, pág. 92 - 93
[10] Walter Riso “Amor, Divina Locura”, pág. 94

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